jueves, 4 de septiembre de 2008

Entrevista a Magdalena Brandes


Salgo de mi casa para venir a la escuela Nº 10 José Hernández que eran tres aulas y una persona que todavía vive, que fue unos de los primeros vecinos que conocimos acá, la señora Landeras, me decía “Magdalena cuando va a la escuela lleve el paraguas, porque los cuernos para tal lado y llueve”, y yo decía entre mi, que voy a llevar el paraguas si el día esta espectacular. Si hasta el tiempo en ese momento era hermoso. Seguro que cuando volvía, venia con lluvia.
En Mar de Ajo encontré la calidez de las familias que nos recibieron, mucha lucha y en donde cuando empecé a ejercer, a ponerme en contacto con los chicos y adaptarme de vivir en una ciudad como era Ituzaingo, a un grupo como este que era grande, puedo decir que he obtenido a través de muchos años de servicio acá en La Costa, el afecto de la gente
¿Cuándo vino a Mar de Ajó?
Yo vine en el año 1964 con mi esposo y mis hijos, uno tenia 7 , el otro tenia 5 y el tercero nació acá.
Creo que todos los que hemos venido a Mar de Ajo, es porque no nos iba bien en el lugar donde estábamos y veníamos buscando un nuevo horizonte.
Cuando uno vino se asentó y empezó a tomar contacto con la historia del lugar, con la gente, a entender la idiosincrasia de la gente del lugar, las modalidades, las costumbres, cuando me quise acordar yo y mi familia ya éramos parte de Mar de Ajo.
¿Cómo se llegaba?
En aquellos tiempos era muy difícil de llegar a Mar de Ajo, porque no había ningún tipo de asfalto y se pasaba directamente por Pavón a Mar de Ajo y nos quedábamos muchas veces en la ruta cuando llovía y no había medio de comunicación, funcionaba en la estación de servicio Shell que esta destruida ahora, un teléfono personal que una señora amablemente nos permitía utilizar, esa era la comunicación mas directa. No teníamos televisión y todas las emisoras de radio eran uruguayas.
Diferencias entre vida en la ciudad y la vida en Mar de Ajo
Por supuesto yo venia de una ciudad y esto era prácticamente campo, las costumbres eran distintas, las comidas eran distintas no se conocían muchas verduras, las berenjenas no se conocían en ese momento y distintos tipos de cosas con las que no había contacto. Era muy común el puchero y el guiso y la carne por supuesto, porque era un lugar en donde había un matadero y se comía carne, o sea que el asado era común para ambos lugares. Y bueno luego la vestimenta era muy sencilla.
Escuelas en aquella época y matricula de estudiantes
Estaba la escuela 112, que hoy es EPB (Escuela secundaria Básica) Nº 6 que estaba al lado de lo que es la EPB y si mal no recuerdo nada mas, estaba la del centro y la de Villa Clelia
Y de acuerdo a los habitantes, te dije que eran tres salones, de acuerdo a la cantidad de habitantes, era la cantidad del alumnado. Específicamente no recuerdo, habrán sido pongámosle un promedio de veinticinco chicos por salón, serian unos setenta y cinco alumnos.
Ahora esta nueva escuela de Villa Clelia que forma parte de la anterior, porque ahora se ha desglosado no se que cantidad de chicos tiene, pero se que es numerosa y ahora tiene un jardín de infantes al lado y antes el jardín de infantes estaba en la 112.
Mar de Ajo ha crecido considerablemente, antes los habitantes golondrina venían en noviembre esperanzado con lo que iban a ganar y cuando venia el invierno largo y duro y esto se ponía difícil entre el viento y la lluvia, las necesidades y el poco trabajo la cantidad de alumnos bajaba.
Lo que encontré aquí es que los chicos tenían una creatividad muy especial, los chicos por vivir en el campo o mejor dicho en contacto con la naturaleza, para no desmerecer y con los pocos materiales que uno tenía los chicos creaban. El material era escaso pero amplio en el sentido de querer avanzar y ser cada vez mejores. Muchos de ellos hoy tienen cargos importantes, hay profesores, hay médicos que han salido de este lugar. Ósea que había capacidad y había deseo de superación.
Anécdota
Esto fue al segundo año de estar acá, yo tenía a 6° grado y un día hablando con los chicos me dijeron que querían ír a pasear a Misiones y entonces yo les dije vamos a hacer una carta al Río de La Plata y un día aparece un hombre con una valijita, vestido todo de azul, el señor pertenecía a la mutual del Río de La Plata y me preguntó si nosotros tendríamos inconveniente de aceptar un viaje que no fuera a Misiones y la realidad era que yo quería sacarlos del lugar, que se les abriera otros horizontes, así que dijimos que si.
Pasamos tres días maravillosos en el Sheraton y cuando llegamos era una etapa muy conflictiva, por que era una de las últimas etapas del gobierno de Juan Domingo Perón. La mutual era peronista y nos llevaron a los mejores lugares, fuimos a Camio 14, al Planetario, nos llevaron al Cabildo, nos atendían bárbaro, almorzábamos y cenábamos de lo mejor, los chicos estaban completamente asombrados. Fue una cosa muy linda, los chicos nunca se olvidaron de ese viaje y creo que lo más importante fue mostrarles que más allá de las cuadras de Mar de Ajo había otros lugares a los cuales ellos podían aspirar. Los viajes tienen esa función mostrar que hay otros lugares.

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